RAmén es el primer cortometraje de ficción que se hace alrededor del pastafarismo, la religión del Monstruo del Espagueti Volador.
Siempre me ha intrigado el tema de las creencias religiosas, y lo variadas que han sido a lo largo de la humanidad. Las antiguas ya no vigentes, nos parecen disparates mitológicos hoy en día. Todo es cuestión de perspectiva.
Para alguien virgen de toda influencia cristiana, esta religión sería un completo disparate también. El problema de la mayoría de religiones imperantes, es el considerarse a sí mismas siempre la religión verdadera, desacreditando al resto.
El pastafarismo nació durante el gobierno de Bush en los EEUU, cuando se decidió implantar en las escuelas el diseño inteligente cristiano, el creacionismo, equiparándolo al evolucionismo de Darwin. El ingenio de Bobby Henderson de crear esta religión copiando los postulados cristianos y adaptándolos a la pasta, me pareció desde sus inicios una crítica genial a cualquier religión. Y es que el pastafarismo se burla incluso de sí mismo, pero de una forma muy sana y con humor.
Al final, todo se resume en una palabra: tolerancia. El pastafarismo lo único que persigue principalmente es la tolerancia hacia las ideas ajenas, por muy disparatadas que puedan ser. Cada uno es libre de creer en lo que quiera, lo importante es no intentar imponerlo al resto. Y si logramos aceptar una religión como el pastafarismo, donde sus integrantes llevan coladores de pasta en la cabeza y creen en una deidad de esas características, la humanidad habrá dado un gran paso hacia la tolerancia.
Rubén Seca – Director y guionista de RAmén
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